La reciente guerra entre Israel y Hamás ha creado una nueva fuente de inestabilidad global, afectando las perspectivas de crecimiento mundial.
Los expertos financieros están evaluando en estos días las posibles repercusiones económicas de este conflicto bélico, que, sumado a la guerra en Ucrania y las tensiones geopolíticas entre China y Estados Unidos, están desbaratando las ya imprecisas proyecciones de los bancos de inversión. Los analistas de Generali Investments han señalado las primeras señales inquietantes de una situación que nubla los crecimientos y confirma las incertidumbres existentes.
El informe de Generali, divulgado este lunes, destaca que el desaceleramiento del crecimiento económico en China es el factor más preocupante y con mayor impacto en la evolución de la economía mundial para el próximo año. En la Eurozona, la mayoría de los análisis mantiene la previsión de una «recesión moderada en Alemania» y un estancamiento en la mayoría de los demás países.
Según los analistas de la entidad financiera Nomura, debido al conflicto en Israel, «en la situación más adversa, Israel podría decidir llevar a cabo una intervención militar directa contra Irán. En este escenario, existe la posibilidad de que observemos un aumento en el precio del petróleo, superando los 125 dólares por barril».
El sector inmobiliario
Sin embargo, la crisis del mercado inmobiliario en China indica un marcado desaceleramiento en un crecimiento previo insostenible frente a la estructura social en expansión del gigante asiático. Aunque un crecimiento del 4% para China podría parecer normal, representa una desaceleración con implicaciones globales, marcando la tasa más baja desde 1990, excluyendo el período de la pandemia en 2020.
Desde una perspectiva puramente estadística, el sector inmobiliario representa aproximadamente un 7% del Producto Interno Bruto (PIB) chino. Sin embargo, al considerar todos los sectores conexos (materiales de construcción, transporte terrestre, empresas de apoyo a la industria inmobiliaria y, por supuesto, el sector de electrodomésticos), una crisis en este sector representa aproximadamente una cuarta parte (25%) del PIB chino. Además, el volumen de hipotecas vigentes en China es considerable, equivalente al 29% del PIB según datos de Eurizon. Una crisis en el mercado inmobiliario podría tener implicaciones significativas para su sistema financiero. El valor total del sector inmobiliario, incluyendo propiedades residenciales y comerciales, representa el 220% del PIB, situando al sector como el segundo más grande del mundo en términos nominales. Esto contrasta con el 165% de los Estados Unidos y el 360% del Reino Unido.
De acuerdo con la información proporcionada por la firma de consultoría KPMG, en el año 2022, China se consolidó como el principal proveedor de mercancías para España. Además, según las proyecciones de esta consultora, esta tendencia se mantendrá en los años venideros. Se anticipa que la colaboración entre China y España se expandirá a diversas áreas en el futuro cercano, abarcando sectores como la economía digital, la agricultura, la industria automotriz y el desarrollo de energías renovables, entre otros. Estos datos indican una creciente cooperación económica y comercial entre ambos países en diversos campos, lo que podría tener un impacto significativo en sus respectivas economías.
Precios del petróleo
El único aspecto positivo de esta desaceleración en el crecimiento de China es que también podría ralentizar el aumento de los precios energéticos que están alimentando los conflictos en Ucrania e Israel. Una China menos robusta tiende a consumir menos petróleo. En esta línea, el freno previsto para las economías occidentales dependerá más de las políticas monetarias implementadas que de la factura energética y las importaciones, a menos que ocurra un bloqueo inesperado en el canal de Suez.
Los analistas del banco suizo de inversiones Julius Baer sugieren que los datos económicos más recientes de China indican que la estabilización del crecimiento podría ser más pronunciada en septiembre. «Esperamos que la publicación del Producto Interno Bruto del tercer trimestre en China revele una leve desaceleración del crecimiento, principalmente debido a la actividad económica más débil en julio. Además, anticipamos que la actividad económica de septiembre mostrará una estabilización hacia el final del trimestre», explicaron en un comunicado emitido este lunes.
Evolución de los tipos
Como consecuencia de este entorno macroeconómico, los bancos centrales en Occidente se enfrentan a un dilema cada vez más profundo entre un crecimiento vacilante (con el riesgo de un endurecimiento excesivo de la política monetaria) y la necesidad de mantener un pulso firme a unas subidas de precios todavía demasiado elevadas y que requiere alzas salariales urgentes que nada tienen que ver con la competitividad. Cabe recordar que la productividad de los países no deriva de costes salariales bajos sino de la venta de productos y servicios de alto valor añadido y alto precio. Plantillas infravaloradas desembocan tarde o temprano en productos y servicios de menor calidad y menor competitividad.
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