A pesar de las previsiones y declaraciones positivas de las autoridades, los expertos anticipan un notorio deterioro de la situación económica en Rusia.
El presidente ruso, Vladímir Putin, asegura que la economía rusa es estable y confiable a pesar de las sanciones, la inflación y las fluctuaciones en el tipo de cambio de la moneda nacional. Sin embargo, muchos indicadores económicos pueden parecer relativamente positivos, pero según advierten los expertos, esto podría reflejar los «problemas fundamentales de Rusia».
Alexandra Prokopenko, del Centro de Estudios de Europa Oriental e Internacional (ZOiS) de Berlín, destaca la naturaleza resiliente de la economía rusa:
«La economía rusa está operando al máximo de sus capacidades, llegando incluso a sus límites absolutos. Esto se evidencia, en primer lugar, por un indicador como el desempleo, que se encuentra en niveles históricamente bajos. Esto significa que prácticamente no hay personas desempleadas en el país. Cuando no hay suficiente mano de obra disponible, esto indica que las capacidades de producción están al límite. Por lo tanto, la economía rusa está haciendo todo lo posible para resistir la presión que enfrenta desde que Vladimir Putin decidió intervenir en Ucrania».
Pronóstico sombrío
Las previsiones de inflación, que parecen demasiado optimistas, y la situación de los ingresos también preocupan a los especialistas. Ruslan Grinberg, director del Instituto de Economía de la Academia Rusa de las Ciencias, advierte que el próximo año podría ser mucho más difícil para los ciudadanos y la economía del país en su conjunto:
«Creo que será peor, ya que se refleja en la balanza comercial. En primer lugar, vemos una seria disminución de los ingresos por exportación, y los ingresos por exportación de petróleo son nuestra fuente de ingresos más importante. Estos ingresos ya han disminuido entre un 40% y un 45%, y parece que esta tendencia continuará».
Grinberg señala la baja tasa de crecimiento económico promedio anual en Rusia en las últimas dos décadas en comparación con otros países y regiones, como Estados Unidos y la UE. Esto se atribuye a la intervención activa de las autoridades en los procesos económicos y su tendencia a la «regulación manual».
Crisis tras crisis
Por otro lado, Prokopenko señala que Rusia ha experimentado su cuarta crisis en 15 años, lo que ha llevado a los líderes rusos a convertirse en eficientes administradores de crisis. Sin embargo, plantea la pregunta de si pueden gestionar la economía en tiempos de estabilidad y no solo durante crisis.
El analista anticipa un grave deterioro de la situación financiera y social del país tras el fin de los combates activos en Ucrania y el cese de los contratos gubernamentales que mantienen ocupadas a las empresas de defensa. A pesar de esto, afirma que la hiperinflación y las estanterías vacías en las tiendas, como las que se vieron en la década de 1990, son improbables en Rusia.
Recientemente, el gobierno ruso mejoró su pronóstico de crecimiento económico para 2023 hasta el 2,8%, y se espera que el PIB aumente un 2,3% el próximo año. Según datos oficiales, la tasa de desempleo ha caído al 3,1% en verano, alcanzando un récord en la historia moderna de Rusia.
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