La Comisión Europea confía en que impulsar los acuerdos comerciales con los gobiernos latinoamericanos, que vienen gestándose desde hace tiempo, pueda beneficiar a la UE.
En vísperas de la cumbre que la UE celebrará en julio con los líderes de América Latina y el Caribe, la primera desde 2015, la Comisión Europea ha desvelado una estrategia orientada al comercio para renovar los lazos con una región que el bloque ha dejado un tanto de lado en unos años caóticos en la política mundial.
Aunque la Unión Europea y los 33 países de América Latina y el Caribe tienen «una historia común y valores compartidos… esta asociación se ha dado por sentada o incluso se ha descuidado», dijo el miércoles pasado el jefe de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, en una conferencia de prensa en Bruselas.
“Y si la actual tensión bancaria en las economías avanzadas se traduce en una agitación financiera generalizada que afecte a los países emergentes y en desarrollo, se habría llegado al peor de los escenarios: la economía mundial experimentaría una profunda recesión el próximo año”, añade.
Las relaciones comerciales siguen siendo sólidas, pero la cooperación política se ha quedado por el camino, reconoció.
«América Latina ha tenido sus propios problemas de fragmentación política en el continente», dijo Borrell, señalando la crisis política en Venezuela y la «deriva autoritaria» de Nicaragua.
La Unión Europea había estado preocupada por la migración y el Brexit, dijo a los periodistas, pero el ascenso de China y la invasión rusa de Ucrania han vuelto a centrar la atención del bloque en América Latina.
Hablando bajo condición de anonimato antes de la publicación de la nueva estrategia, un alto funcionario de la UE dijo a los periodistas que América Latina es como «un viejo novio o novia que das por sentado y luego, cuando las cosas se ponen difíciles, entiendes lo importante que son estas personas, o estos países».
Mecanismo permanente de coordinación
Para ayudar a reavivar la llama, la UE propone programar más reuniones periódicas de jefes de Estado y de Gobierno, así como un «mecanismo permanente de coordinación» entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Pero una de las principales prioridades de la estrategia es cerrar un acuerdo comercial que elimine gradualmente el 90 por ciento de los aranceles entre los 27 Estados miembros de la UE y el bloque Mercosur: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Las negociaciones para el acuerdo finalizaron en 2019, tras haberse prolongado por 20 años, pero el texto aún no ha sido ratificado debido a preocupaciones medioambientales.
Con la deforestación de la selva amazónica, generalizada durante la presidencia de Jair Bolsonaro en Brasil, la Unión Europea se quedó de brazos cruzados. Pero la vuelta al poder a finales de 2022 del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que también está ansioso por finalizar el acuerdo, ha despertado nuevas esperanzas de que el pacto pueda salir adelante.
La Comisión Europea también destacó la necesidad de concluir un acuerdo con Chile, cerrar otro con México y lograr que los Estados miembros ratifiquen acuerdos con Colombia, Perú y Ecuador.
El problema de la desigualdad
Hernán Sáenz Cortés, coordinador de Oxfam para la relación UE-América Latina, declaró a DW que el enfoque comercial de la Unión Europea corre el riesgo de no abordar la creciente desigualdad en la región.
Según un análisis de Oxfam, «en los últimos tres años, el 1 por ciento más rico ha acumulado el 21 por ciento de la riqueza creada, mientras que tenemos un 60 por ciento, seis de cada 10 personas en América Latina, en situación de vulnerabilidad, principalmente mujeres y población afro e indígena», dijo Sáenz.
En lugar de limitarse a intentar competir con la creciente presencia regional de China en áreas de inversión clave como el litio, del que América Latina produce el 60 por ciento de la oferta mundial, la Unión Europea debería preguntarse cómo puede aportar algo diferente, dijo Sáenz.
Las posibilidades incluyen el apoyo a la sociedad civil o el respaldo a políticas de deuda progresistas en foros multinacionales, añadió. «Si la UE quiere realmente profundizar la relación con América Latina, tiene que situar las desigualdades en el centro de esta agenda», dijo Sáenz.
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